Chelito a muy temprana edad, en el "otro jardín" de Pueblo Nuevo Guanajuato.
Hoy, celebra su cumpleaños Chelito, mi hermana la mayor. No les digo cuantos porque acertarán lo viejo que somos, jijiji. Pero solo les puedo decir que son muchos años que hemos pasado con alegrías y tristezas y de todo, como todos en éste mundo que nos ha tocado vivir. Chelito nació como todos mis hermanos y como la mayoría de la gente de mi edad en mi pueblo, en la casa. No existían hospitales ni clínicas de salud como ahora y los partos siempre se llevaron a cabo, en casa de la futura madre. Creo que en algunos casos hasta con acontecimientos fatales porque moría el niño o peor aún, la madre.
Chelito, la muñeca de mi tía Lupe, yo y Chavita, nuestro primo hermano mayor.
Nos contaba nuestra madre que cuando Chelito iba a nacer, por poco se mueren ambas porque Chelito no podía nacer y era la primer hija de mi madre. Inexperiencia quizá. Chelito fue siempre muy traviesa de niña y se le ocurrían miles de cosas por hacer. Yo, me metía en miles de líos porque siempre hacía lo que ella me indicaba y terminabamos en problemas. Recuerdo una vez que ella quería hacer "un pastel". Me hizo gastar mis ahorros en comprar un "napolitano", esos panes de Bimbo que tienen sabor artificial de naranja. Ella, hizo una masa de ese pan y le agregó leche, supuestamente para que al ponerlo en agua, se haría un delicioso pastelito. Ja, pero que imaginación de Chelito y yo, creyéndole todo.
Chelito Medina González.
También y en otra de sus grandes ocurrencias e ideas, jugabamos en un cuarto a las canicas. Se nos fué una de las canicas debajo de la cama, y Chelito ni tarda ni peresoza tomó un cabo de vela del buró de nuestra abuela mamá Toña y a encenderlo para después, buscar la canica debajo de la cama. La cama tenía un velo añadido por debajo no del colchón, sino de la parte en donde se pondrá el colchón ensima, no se como se le llama a esa parte de la cama. Naturalmente que comenzó a quemarse y salían lenguetas de lumbre por debajo de la cama. Nosotros pegamos de gritos, salió nuestro papá Chuche y mi tío Jesús a sacar la cama del cuarto y luego, a Chelito mi tío Jesús la persiguió por todo Pueblo Nuevo para dárle unos "varasos". Bueno, quizá sea exageración de mi parte pero le rompió un palo de la escoba a golpes. Pobre, pobre Chelito.
Ella en persona en el Noroeste, viendo al volcán Rainier.
Mi hermano Rafael con los nietos de Chelito y Salomé y Valentina, hijas de él.
Alejandro o Nicolás, MariCruz, Chelito con uno de los gemelos, Rafael, Edgar y Valentina en Las Vegas, estado de Nevada EE.UU.
La última vez que tuve el gozo y dicha de verla, fué el pasado mes de junio. Chelito estuvo de visita en California con su hijo mayor Edgar Rogelio Negrete y su familia. Naturalmente que tenía que venir a visitarme en el noroeste de EE.UU. aunque solo fuera por una semana. Nos la pasamos bárbaro y visitamos muchos sitios de interés de éste estado de Washington.
Chelito, ha pasado amargos momentos en su vida, la separación de su primer marido, la muerte repentina de Antonio su segundo hijo y, malsabores de su existencia que solo a ella le corresponde contar. Aunque aún así, ha sido muy valiente y sigue con paso fuerte su vida, la vida que le ha tocado vivir. A mi solo me queda decirle lo mucho que la aprecio, quiero y le deseo lo mejor de la vida porque ella es, después de todo, mi hermana la mayor.
¡Qué te pases un inolvidable cumpleaños querida mía! ¡Muy felíz cumpleaños Chelito!
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