viernes, 29 de octubre de 2010

Recuerdos a mi tío Chava, Salvador González Ramos.


No puedo ni pensar para poder escribir sobre mi tío Chava que finalmente, pasó a la eternidad a "vivir mejor vida" como se dice comunmente. No puedo pensar porque mi mente se encuentra saturada de emociones algo dramáticas y muy tristes para esa parte de la familia. Sepultarán a mi primo y a mi tío, el mismo día sábado. A Hugo en EE.UU. y a mi tío Chava en Pueblo Nuevo, Guanajuato. No deseo ni imaginarme lo que mis primos pasan por éstos momentos, ni por los meses que se les avecinan, serán muy tristes y llenos de zozobra. 

Comenzaré recordando que Salvador González Ramos es el segundo hijo de mis abuelos, Antonia Ramos y Jesús González. El nació un 30 de agosto de mil novecientos treinta y séis en su casa, en el Portal de las Flores 106. Persona inteligente y con malicia para las cosas que comenzó a trabajar desde muy jóven. Trabajó en la primer ruta de camiones de Pueblo Nuevo a Irapuato con y para nuestros tíos. Ramón "Mon" y Salvador "Mano" Ramos Rivera. Él trabajó como chofer de uno de los camiones por muchos años y fué muy querido por mucha gente en el pueblo por su gentileza en siempre ayudar a los pasajeros. Siempre lo recuerdo viajando de Pueblo Nuevo a Irapuato en un camión amarillo. Una vez que la empresa fue vendida, los nuevos dueños pintaron los camiones de "verde horroroso" y son los que hasta la fecha existen en el pueblo. Naturalmente que el servicio y la comodidad de los camiones de antaño, se vino abajo con la aparición de esos nuevos camiones que son pésimos en comodidad y rudos en el servicio. Creo que en la actualidad, tienen el peor servicio que yo jamás haya experimentado y el vocabulario de los choferes es, simplemente vulgar.

Recuerdo que en épocas de lluvia, los ríos se desbordaban de su cause y no había forma ni manera de poder salir del pueblo. Instalaban unas lanchas y un carro de mulas, para pasar a la gente por el puente que estaba naturalmente bajo el agua. De allí, seguía uno el camino rumbo a Irapuato, por el camino rumbo al pueblo de Abasolo. Nosotros nos bajabamos en "el puente de las ranas" y de allí caminabamos hasta el rancho de mi tío "Pancho" Medina, que era en donde llegamos a vivir algunas temporadas, muy cerca del rancho de Bernales. Solo recuerdo de ese tiempo, ver los caminos de terrazería y miles de lampotes y girasoles por todos lados. Siempre me a gustado la naturaleza y me llamaba mucho la atención las flores silvestres y los insectos. Naturalmente que yo era muy pequeño para poder ver la cima de los cultivos, se me figuraba que los caminos se cerraban frente a mi. Muchas veces ví a mi tío Chava dejarnos allí y le gritabamos "adiós". Claramente recuerdo "el camino colora'o", se veía así porque tiraban en el camino pomacita volcánica en el camino y se veía completamente colorado. 

En una ocasión comentaba mi tío Chava los años que trabajó en los camiones y cuando dejó de trabajar, no le dieron ni un cinco de compensación ni reconocimiento ni nada por haber trabajado tanto tiempo. Creo que trabajó como unos treinta años primero con mís tíos, luego con Calderón y finalmente con Juan Solórzano. En sus últimos años de trabajo, trabajó como agricultor. Primeramente con mi abuelo y mis tíos Ramos y luego para otras personas. Aunque surgieron dificultades y malentendidos como en todas las familias, él continúo sembrando hasta la fecha. 

Mi tío Chava nos llevó a ver el puente cuando lo estaban construyendo. Es el puente que cruza el río Guanajuato por la parte de atrás del cerro de las campanas. Yo tendría unos siete años de edad y nos emocionaba mucho ir con él y él, siempre nos llevó. Una vez construído y finalizado el camino, también fuímos con él una vez más, entramos a Irapuato por la calle Guanajuato hasta el tinaco, doblamos por la calzada y se llegaba a la terminal de autobuses. Naturalmente que en esa época el tráfico era insignificante a lo que es ahora. También nos llevaba a llevar el camión a la cochera que se encontraba a un lado de la Huerta en el "otro jardín", muchas veces nos subiamos todos mis primos y nosotros en el camión y era como un viaje al fin del mundo. ¡Cómo me divertía eso! Recuerdo con una claridad que me espanta, como entraba el camión a la cochera, y lo cerca a la barda que quedaba. Era algo así como meter el camión y no podía uno ni abrir la puerta. Creo que nos salíamos por la puerta de atrás. Olía allí a disel o gasolina o un combustible parecido. Una vez dejado el camión allí, nos ibamos a la "otra casa" a seguir haciendo de las nuestras. Aunque mi tío Chava era estricto, eso se lo podemos preguntar a mis primos. No permitía que andubiera uno de "vago" ni "peludo". Yo no recuerdo verlo a él jamás que le hiciera falta un corte de pelo ni jamás lo vi con una copa, ni mucho menos borracho. Creo que nunca en su vida bebió ni mi abuelo tampoco lo hizo pero... yo si, soy un borracho empedernido, el mejor borracho.

A mi tío Chava le gustaba la cazería de aves y la pesca. En una ocasión, en que el río Guanajuato se desbordó de su cause, creó varias lagunas en El Paso de Guadalajara, él nos llevaba allí a pescar, preparaba una "gorda" de masa con sal y a los peces les encantaba eso. Aunque a mi no me gusta el pescado, si pescamos varios peces de buen tamaño, no tengo ni la menor idea de quien se los comió.    

También, él iba de cazería de "guilotas", un tipo de paloma silvestre que es muy codiciada por su excelente sabor en la gastronomía. Supuestamente hasta se enojaba cuando no podía ir a cazar. Rafael mi hermano si fué con ellos y tiene varias anécdotas de esos tiempos en nuestro pueblo.

Resulta que por la ironía de la vida, él pereció de cirrosis hepática. Probocada por su insuficiencia cardiaca y las medicaciones administradas. Una verdadera ironía.

Éstas son, algunas de las muchas experiencias compartidas con él. Esperemos que descanse en paz y que algún día, pudieramos volver a verle.  

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