domingo, 15 de julio de 2007

A un Cristo de caña de maíz


Cristo tameme, cargador de oficio,
cargas a Dios y cargas la criatura
doble peso te dobla la cintura
y se derrumba todo el edificio.

Por levantarte voy a tu servicio,
por sopesar, si puedo, tu escultura,
seguro de la fuerza de su hechura,
dudoso de mi débil ejercicio.

Pero al sentir a Cristo tan liviano,
le pregunté dónde dejó los huesos
y descargó la carga del pecado,

Como al surco, me dijo, me han clavado
con cañas y con flores y con besos,
y así no pesa el Cristo mexicano.

Joaquín Antonio Peñanosa.

No hay comentarios: