Dulce Jesús de mi vida,
dueño de mi corazón,
óyeme la penitencia
y dame la absolución,
Perdóname los pecados,
que tu sabes cuantos son.
Dios conmigo y yo con él,
Dios delante y yo tras él,
con Dios me acuesto,
con Dios me levanto,
con la gracia de Dios
y el Espíritu santo.