viernes, 30 de abril de 2010

Habemos, forma incorrecta




La edición del día de hoy de Correo, diario del estado de Guanajuato nos da información sobre nuestra lengua en la sección de "Chispitas de lenguaje". En especifico, sobre el uso del verbo haber y los barbarismos que hacemos al mal usarlo. Si tienen alguna duda sobre nuestro idioma, pueden enviar sus preguntas al Sr. Don Enrique R. Soriano Valencia: sorianavalencia@hotmail.com

"Don Gerardo Arriaga Silva, de Salamanca, Guanajuato, sugiere aborde el uso correcto de la conjugación del verbo HABER.

El tema surgió por la forma tan extendida en nuestro país de enunciar la conjugación del verbo haber: *‘Aquí habemos muchos ciudadanos comprometidos...’ El procesador de textos, incluso, señala error en esa palabra. Consultada en línea el Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, en vínculo de conjugación, ni siquiera aparece la forma *habemos. En otras páginas de la Internet dedicadas a la conjugación de verbos, enuncian que *habemos es una forma arcaica, ya caída en desuso; absolutamente comparada con *haiga, del mismo verbo.

Consultado el Diccionario panhispánico de dudas, señala que *habemos es considerado un vulgarismo y no se recomienda su uso para la forma culta. Textualmente señala: «La primera persona del plural del presente de indicativo es hemos, y no la arcaica habemos, cuyo uso en la formación de los tiempos compuestos es hoy un vulgarismo propio del habla popular. También es propio del habla popular el uso de habemos con el sentido de ‘somos o estamos’...»

Entonces, la oración inicial es incorrecta. Lo adecuado es: ‘Aquí estamos muchos ciudadanos comprometidos...’ o ‘Aquí somos muchos los ciudadanos comprometidos...’

Consultados algunos especialistas de otros países, me indican que la forma *habemos es tan arcaica como *haiga, que también perdura aún en el habla popular mexicana, aunque más arrinconada a poblaciones rurales, sin que deje de estar presente en zonas urbanas. Ambas conjugaciones derivaron a las actuales hemos y haya, respectivamente, admitidas.

El verbo haber procede del latín habere, que tenía significado de tener. Por ello aún persiste en la frase latina cuando se ha elegido a un nuevo pontífice ‘Habemus Papam’ (tenemos Papa). Pero la evolución llevó a ese verbo a alejarse del significado tener, para especializarse como auxiliar en los tiempos compuestos (verbo haber + otro verbo en participio). Incluso, aun el verbo tener es usado también como auxiliar: ‘Tengo entendido que desea trabajar usted en esta compañía’ (de forma más directa sería: ‘Entiendo que desea trabajar...’).

En el área de consultas de la Real Academia Española, dice del verbo haber: «...debe evitarse en el habla culta el uso de habemos con el sentido de ‘somos o estamos’, puesto que el verbo haber, cuando se emplea para denotar la presencia o existencia de personas o cosas, es impersonal y, como tal, se usa sólo en tercera persona del singular: Hay pocos solteros en el pueblo; Había tres personas en la habitación. Por lo tanto, si quien habla desea incluirse en la referencia, no debe emplear el verbo haber en primera persona del plural, como se hace a veces en el habla popular, recurriendo, para el presente de indicativo, a la forma habemos: *Habemos pocos solteros en el pueblo, *Habemos tres personas en la habitación; debe decirse somos pocos solteros en el pueblo, estamos tres personas en la habitación».

Nota: incluir un asterisco antes de una palabra significa que se ha enunciado incorrectamente con todo propósito; en este caso, por motivos didácticos."

martes, 27 de abril de 2010

En un día como hoy...

... pero de mil novescientos siete, nace en su casa mi abuelo materno. J.Jesús González Solís. Hijo de Ramón González Núñez y de Eufrosina Solís González.

Papachuche, descansa en paz querido abuelo.










Ésta es la última foto y última vez que vi a Papá Chuche con vida. Barriendo el corral de su casa aunque ya se había caído y roto la cadera. Incansable era él.


Mis bisabuelos, la Sra. Antonia Rivera Mota y Don Germán Ramos Solís en el día de su boda. Guadalajara, 1898.

También un día como hoy veintisiete de abril pero de mil novescientos nueve, muere mi bisabuela materna, la Sra. Antonia Rivera Mota de Ramos. Dejando a mis tíos niños y a mi abuela huérfana de dos meses y medio de edad. Ella murió a los veinticuatro años de edad de una infección post-parto. Descanse ella en paz.

Una estrella de caballero, a su memoria.

domingo, 25 de abril de 2010

"El Paso de Guadalajara" y quien vivió en ese rancho en los últimos años de su existencia, Pueblo Nuevo Guanajuato.




El coto de Pueblo Nuevo Guanajuato y el cerro de los Panales al fondo.


En el una vez rancho El Paso de Guadalajara, en Pueblo Nuevo Guanajuato, vivieron varias familias que con el tiempo y el cierre del Camino Real de la capital de Nueva España, La Real Ciudad de México con rumbo a la capital de la Nueva Galicia, Guadalajara fue abandonado por mejores sitios con más vida por sus habitantes. El Paso de Guadalajara se localizó geográficamente en "el alto" del ahora "rancho el Baúl", propiedad de mis bisabuelos Ramón González Núñez y Eufrosina Solís. Existieron también dos cercas de piedra, una, desde el río Guanajuato la primera que comenzaba en el pueblo, hasta el cerro de Yóstiro. La otra, desde el río Lerma hasta el cerro de Panales. La primer cerca dividía las tierras del Paso de Guadalajara con La Soledad, de Don Rafael Mota. Parte de ésta cerca sobrevivió hasta hace pocos años pero, como los nuevos propietarios de los terrenos aledaños al camino del Paso de Guadalajara que quieren con gran ambición aunque sea un surco más de tierra robar, la derribaron y se "comieron el camino". Cortando los mezquites, nopaleras y vegetación que existieron por siglos en el camino del Paso de Guadalajara. Una ambición sin límites que piensan mis coterráneos que con un surco más, se harán ricos. Eso le pasó a mi abuelo con el camino de entrada a "El Baúl" con los vecinos a quienes les vendió parte de su terreno que de haber dejado cinco metros del ancho del camino, ahora tiene dos.



La campiña de Pueblo Nuevo Guanajuato y Pueblo Nuevo, al fondo.
Los ranchos del pueblo fueron divididos en grandes extenciones de terreno que comenzaban a las orillas del río Lerma, hasta los cerros del norte del municipio. Limitaban con el cerro de Panales o Los Panales como le decían entonces, el cerro de las campanas y el cerro de Yóstiro. Los mayores propietarios de esas tierras y que decía mi abuelo habían sido comprados los terrenos a "los padres Agustinos", La Órden de San Agustín de Salamanca o a la Iglesia Católica. Ellos fueron las familias Mota, Pérez, Villanueva, los Sánchez, los Ramos (aunque no se con certeza desde cuando son propietarios los Ramos de esos terrenos) porque Don Nazario Ramos, vivió en diferentes ranchos en diferentes épocas y parece que era obrajero o labrador y no terrateniente. Los ranchos comenzaban de Poniente a Oriente con El Paso de Guadalajara que tenía sus límites territoriales con el río Guanajuato. Seguía el rancho de "La Soledad" (no es La Soledad que conocemos ahora, sino los terrenos que ahora son desde el camino del paso de Guadalajara hasta el Camino Real a Irapuato y al norte limitando con el cerro de Yóstiro) de don Rafael Mota, continuaba el rancho de San Rafael que luego perteneció a Don Nazario Ramos y en la actualidad es propiedad de los Magdaleno, seguía La Hacienda de Don Alonso Sánchez, propietario también de Paso Blanco y el Rincón de Alonso Sánchez, luego La Loma Pelada y se entraba al municipio de Salamanca.

Todos éstos ranchos fueron divididos en muchas propiedades pequeñas después de la revolución mexicana y que se pueden ver en la actualidad en Pueblo Nuevo y creo que solo las familias Ramos aún conservan gran porción de esos terrenos porque ellos no han vendido ni se los han robado nuestros grandes revolucionarios. Recordemos que a los primeros propietarios, les costó comprar esos terrenos. Aunque eso se da a diferentes interpretaciones o a diferentes puntos de vista, todas válidos de acuerdo de que lado esté uno.

Pero leámos acerca de lo que la entrada trata, de los últimos habitantes del Paso de Guadalajara en los primeros años del siglo XIX. Existían para esa época unas séis o siete casas de piedra y teja además del corral de los animales. Los ranchos también eran propiedad de los dueños del terreno. Así, en San Rafael por ejemplo vivían los trabajadores, en lo que es ahora El Paso Blanco, vivían los trabajadores de ese rancho. Naturalmente que vivir allí era incluído en la contratación entre empleado y propietario del rancho. Si vemos lo que queda ahora del rancho El Sáuz de la Purísima, veremos la casa principal del rancho rodeada de todas las casas de quienes fueron los trabajadores y que han absorbido por así hacer la analogía a la casa principal. En Paso Blanco, la última vez que estuve allí, vi como han contruído casas dentro de la casa principal. Entre el patio y los corrales. Es increíble como los Arroyo no han podido hacer absolutamente nada en la recuperaciónn del rancho o de la casa que es lo único que les quedaba.


Vista del cerro colorado y del antigüo camino a San Guillermo. El caserío del Paso Blanco se ve con fumarolas de los fogones.

La entrada principal del Paso de Guadalajara era por las tierras que son ahora de "Los Contreras" pero que en esa época eran los terrenos de entrada del Paso de Guadalajara y propiedad de mis bisabuelos pero que, anteriormente pertenecían a Don Tomás Pérez Gallardo, padre de la primer esposa de mi bisabuelo Ramón González. La Sra. Ma. De Jesús Pérez fué hija única y aunque tuvieron varios hijos, ninguno sobrevivió y finalmente ella también pasó a "mejor vida". El Paso de Guadalajara finalmente pasó a manos de mi bisabuelo que luego se casó nuevamente. El camino de la entrada al rancho llegaba finalmente al caserío o al Paso de Guadalajara. También existía el camino principal que iba a la Hacienda de Yóstiro y luego a Irapuato y pasaba en los límites del Paso de Guadalajara. El camino dobla a mano izquierda en los límites con La Resolana. Ese era el antigüo camino rumbo a la Hacienda de Yóstiro y entrada también al Paso de Guadalajara por el lado norte de la pequeña población.

Pónganse en mente ahora el centro del caserío del Paso de Guadalajara. Ese centro era el corral en donde se tenían a los animales. Los caballos, cerdos, cabras, gallinas, guajolotes (pavos) y yuntas de bueyes y machos del poblado y los utencilios de labranza del Paso de Guadalajara.

Por el lado Sur Poniente del centro se encontraba la casa de Don Luis Zamarripa y Justina González, ella prima hermana de mi abuelo J.Jesús González e hija de su tío José de los Reyes González, hermano de mi bisabuelo Ramón González. Continuamos con la casa del Sr. Don Miguel Cervantes y su esposa. Luego vivía Don Vicente Solís con su mujer y luego Don Doroteo Cervantes y su esposa llamada Martina pero mi abuelo no recordaba el apellido. Continuaba un troje o galerón o galera en el que se guardaba grano, leña, equipo de labranza, aparejos Et cétera. Seguía la casa de Don Melecio López y su mujer llamada Vicenta Alcántara. Don Melecio fué el mejor y último trabajador de El Paso de Guadalajara. Él entregó finalmente el terreno que toda su vida cultivó "a medias" (cincuenta por ciento de la ganancia para el propietario y lo mismo para el agricultor, recordemos que en esa época, solamente había una cosecha para la época de lluvia, garbanzo en invierno y si se tenía una presa, trigo) a mi abuelo por los años cuarenta del siglo pasado. Persona muy estimada por mi Papá Chuche, mi abuelo materno y finalmente, estaba la casa de José de los Reyes González (tío de mi abuelo) y su esposa, Lucía Castañeda.

Lupita, mi tío Jesús y yo al centro, en lo que una vez fué el Paso de Guadalajara. Pueblo Nuevo Guanajuato.

Mi abuelo me contaba que la gente en esa época vivía muy pobre. Era muy difícil el moverse del estrato social y subir de pobretón a rico. No había educación y se mantenía a la población sin educación y en la más vil pobreza. Dormían en suelo de tierra sobre un "petate" tejido de tule o en un colchón relleno de lana o de hojas de maíz. Por las mañanas lo enrollaban y colocaban en un rincón de la casa. No existía para ésta gente ni porcelanas ni nada de lujo. Todo mundo tenía basijas y utencilios de barro en un trastero de maderos. No existían estufas ni mucho menos electricidad, ni planchas y tampoco había escuelas. La mortandad entre los niños era muy alta y sólo Dios sabe las dificultades que pasó ésta buena gente. No tenían ni cama, mucho menos doctores o coches. Todo viaje era andando o en burro o mula y todo hecho a mano y lo bién que lo hacían. Claro, nunca vieron algo mejor y como sugerir algo mejor si no sabían que se podría hacer mejor, igual que ahora nosotros. Que nunca nos imaginamos que podríamos estar leyendo en una computadora. Ni comunicarse por el ciberespacio y ahora lo hacemos.

Mi abuelo nos contaba de una ocación en que lo mandaron llamar del Paso de Guadalajara porque Don Melecio se encontraba muy grave de "un dolor" y pensaban que se moriría. Mi abuela le mandó un remedio que ella había aprendido de su padre Don Germán Ramos que se llama, "Bálsamo tranquilo". Como un buen bálsamo y como milagro curó a Don Melecio que vivió muchos años más agradecido a mi abuela o al remedio preparado.

El rancho finalmente desapareció como rancho y en la actualidad solo queda "el alto" en donde el Paso de Guadalajara una vez existió por muchos años. Uno se puede encontrar tepalcates o pedazos de barro vidriados de los utensilios que esa gente que vivió allí usó y botó a la basura. Así se encuentra uno tepalcates vidriados, tepalcates blanquesínos de cal que nos dan una idea que fueron de las ollas en donde cocían el nixamal para hacer las tortillas. Pedazos de piedra de molcajetes o morteros y manos para desgranar el trigo. La gente que no tiene respeto a lo ageno a entrado a la propiedad y se a llevado las piedras que fueron de las casas. No sabemos ni quien pero también han convertido "el alto" en un lugar para la basura. Nosotros cuando vamos recogemos toda la basura que encontramos y tratamos de mantener el lugar en buena condición.

Así como El Paso de Guadalajara desapareció, también desaparecieron los ranchos de "El Suspiro", "El Curadero", "El Rancho del Gran Final", "Las Codornices", "La Piedra Gorda" y casi desaparece "Santa Rosa de Parangueo" pero, surgieron ranchos como "El Durazno", "La nueva Soledad", "El Sito", "La Guadalupita", "Los Padres Mártires", creo que hay uno que le llaman, "La trece de Julio" y muchas otras "granjas" producto de los antigüos ranchos fraccionados. Así, Pueblo Nuevo Guanajuato ha crecido y seguirá haciéndolo. La explosión demográfica y la falta de un control en donde se deben de hacer los pueblos hace que crescan poblaciones por doquier sin plan de urbanización ni armonía de arquitectura.


Yo, Edgar, Eunice y Gema mis sobrinos en la cima del cerro de los Panales. La campiña de Pueblo Nuevo, Guanajuato se ve en todo su esplendor.

Finalmente, los terrenos de lo que una vez fue El Paso de Guadalajara han quedado completamente fraccionados en muchos pequeños terrenos, tan pequeños que en dados casos son solo una hectárea. Las extensiones de tierra más grandes fueron divididas y nos dieron la tierra después de la revolución...pero, me pregunto, ¿Y de veras nos dieron la tierra? Hága Ud. sus concluciones querido lector. Yo creo que no.

viernes, 16 de abril de 2010

Lo Que Crece en mi Arriate, una "Estrella de Caballero"



Miren lo que está por florecer en mi arriate. Una distinguida "Estrella de Caballero", Hippeastrum es el género que comprende unas ochenta especies de "Estrellas de Caballero" el nombre científico de ésta en concreto no lo conosco y es una planta originaria de América. Crece silvestre desde Argentina hasta México y El Caribe. Es una planta perene, bulbosa que pertenece a la familia Amarillidaceae aunque erróneamente se le confunde por los "grandes" jardineros como Amaryllis, un género africano parecido al Hippeastrum, la estrella de caballero.

Superreino: Eukaryota
Reino: Plantae
Subreino: Tracheobionta
División: Magnoliophyta
Clase: Liliopsida
Subclase: Liliidae
Orden: Asparagales
Familia: Amaryllidaceae
Tribu: Hippeastreae
Subtribu: Hippeastrineae
Género: Hippeastrum
Herb. 1821

La planta que yo tengo, es hija de la que tiene mi madre en casa y que ha llenado por completo la maceta con sus bulbos. La estrella de caballero del pueblo la obtuvo de mi abuela paterna, Antonia Cuevas. Ella tenía los bulbos desde que yo tengo memoria y la planta es silvestre. Las flores no son tan llamativas ni tan grandes como las que uno encuentra en los invernaderos actuales. El bulbo no es muy grande en tamaño además que éste caballero es "faceto", no quiere florear mucho y cuando lo hace, es una vez cada cuatro o cinco años. El bulbo que tengo en Seattle me lo trajo mi madre desde el pueblo camuflajeado entre sus cosas. Era tan pequeño, que yo no concebía que fuera de "Una estrella de Caballero", más bien parecía el bulbo de una "tempranilla". Lo tengo desde hace como séis años en maceta. Naturalmente que en época de invierno tiene que estar en reposo, sin agua y en una ventana soleada. Preferible que le de la luz del sur. La planta el año pasado creció mucho y dió sus hojas simples y alternas. No floreó y pensé que no lo haría jamás por el clima del Noroeste. Cual ha sido mi sorpresa que éste año, cuando comenzé a bajar los cactos para sacarlos al portal de la casa, me encuetro a la estrella de caballero con el botón de la flor asomando entre la tierra. Cuanto gusto me ha dado ver tal botón. La he regado y ya casi está por florecer. Tal a sido mi suerte que no solo tiene un tallo con flores, tiene dos y tres hijuelos al lado. Ha tardado mucho en crecer. Debe ser por su estado silvestre que no ha sido domesticada. Les pondré otras fotos una vez que haya abierto el botón.




martes, 13 de abril de 2010

14 de abril


La casa de mis bisabuelos, en donde nací.




Yo Alfredo de niño.

En un día como hoy, pero de hace muchos años nací yo. Soy el segundo hijo de Alfredo Medina Cuevas y Ma. del Consuelo González Ramos, o al revés. Para mí es al revés, mi madre siempre a tenido, tiene y tendrá, una importancia en mi vida inigualable e insuperable. Nací en lo que fue la cocina de la casa de mis bisabuelos. El cuarto era el amarillo, así le decíamos porque estaba pintado de amarillo cuando yo era pequeño. Tiene cinco metros de altura y las vigas son negras, que digo negras, negrísimas por el efecto del ollín de los fogones de tanto año de cocinar. Pero es el cuarto más encantador porque con esa oscuridad, duerme uno tan pero tan bien. Se siente como que está uno en una cueva. En mi antigüa cueva. Hace muchos años que no duermo allí y me encantaría volver a hacerlo. Ojalá que algún día pudiera hacerlo.


Foto de la boleta de calificaciones del colegio, segundo año.
Desde muy pequeño viví con mis abuelos maternos en esa casa. Mi madre tenía que ir a vivir al rancho y a mi no me caía eso nada bien eso y no se me trataba bien. Mi madre decidió dejarme con mi Mamá Toña y Papá Chuche. No todo el tiempo porque en las vacaciones del verano, nos ibamos al rancho con mis padres. De mis abuelos aprendí muchas cosas. Recuerdo haber visto a mi Mamá Toña hacer las tablillas de chocolate. Me daba semillas para sembrar en alguna maceta y esperar a su germinación. Es increíble cuando uno es niño ver como un frijol o una haba comienza a germinar o como un pedazo de geranio, se convierte en un "clón" con solo meterlo a la tierra y regarlo o como una penca de nopal, se convierte en un nopal independiente, otro clón genéticamente igual que de donde cayó.

Jugar con el "miche" (el gato) y jugar bajo el tejado cerca del horno. Me encantaba buscar entre los nidos de las palomas y ver como encubaban y sacaban pichones. Siempre me han gustado los gallos, los guajolotes (pavos), treparme a los naranjos, a los granados y esperar a que las granadas se "abrieran" exponiendo todo su fruto. Jugar en el corral de la casa con tonterías. Recuerdo muy bien cuando me metía al horno de la casa a sacar los huevos que las gallinas habían puesto allí. Ahora ya casi nadie tiene gallinas en el pueblo. Ni cabras, ni burros, ni vacas. Mi tío Polo tenía una burra y a veces nos dejaba subir a ella. Aún recuerdo vivamente en una ocación en casa de mi tío Polo, mi tío Polo grande y chico y mi tío Ramón curtiendo una culebra que luego pusieron el cuero en un cinturón que mi tío Ramón uso. Me encantaba sobremanera subirme a la azotea y ver los animales de los vecinos y los tejados de las casas. Siempre recuerdo esa perspectiva de ver por otro ángulo las cosas. Sobre todo en época de lluvia, que era cuando subiamos a tapar las goteras y veía a mucha otra gente haciendo lo mismo. Recuerdo haber visto muchos, muchos tejados de teja de barro. En la actualidad son reliquias y un privilegio ver los tejados. Recuerdo asomarme al patio de la casa de la "Nena Mota" y oler unas flores amarillas muy grandes que llamaban, "Copa de Oro". Tenían un olor especial y me gustaba mucho olerlas. Mi sitio preferido para jugar en el pueblo era en el jardín de la plaza. En el kiosco también jugabamos mucho. Ir al río a ver los pesecillos era algo fascinante. Jugar con lodo, meternos a los charcos de las calles empedradas cuando llovía. Colgarnos de las pocas camionetas que en esa época circulaban era retebonito. También hacíamos algo que seguramente es muy malo higiénicamente, comíamos polvo, si, el polvo que los camiones colectaban y que era un polvo muy fino pero que sabía a delicia. Ibamos a jugar a "la otra casa", la casa de mi abuela materna y jugabamos con mis primos, los hijos de mi tío Chava. Por lo regular yo jugaba a las canicas o veíamos las caricaturas con Hugo y Baldo, porque yo nací entre ellos. Nos gustaba mucho jugar en el "corral último". Allí nos divertíamos bárbaro.


Acabo de encontrar entre mis fotos a una
"copa de oro", Solandra maxima como la que olí tanta vez.

El tiempo vuela y la vida es corta, hace tanto tiempo que no veo a mis primos, que si me los encuentro en la calle quizá no sepa reconocerlos. Todos tomamos rumbos distintos y pocas veces coíncidimos en un sitio en concreto. Hace nadamás que treinta años que no veo a Hugo, estimado mío.


Un año más de vida, no se por que celebrarlo. ¿Celebrar que es uno más viejo? ¿Vanidad? Ni que yo fuera Narciso. Gracias a quienes me desearon felicidad en facebook.



De veintipico, Chicago.


El pueblo visto desde la salida al camino de San Guillermo, c 1985 ¿?

domingo, 4 de abril de 2010

Se da por terminada con la Semana Mayor, la cuaresma.












Salida del paso de la Basílica de Santa María de la Esperanza Macarena.


Hoy es día de la Asención de Nuestro Señor Jesucristo y fecha con la que culmina la Semana Santa en el mundo católico. Ya las procesiones de las distintas Cofradías estan en sus últimos preparativos de desarmar los fabulosos pasos sobre todo de Sevilla y esperan con gusto, la semana mayor del año próximo.
Vean, a continuación la impresionante procesión de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Madre y Señora del Patrocinio en su paso por la plaza de La Campana en Sevilla.
Si alguna vez tienen el privilegio de ir a la ciudad de Sevilla en Semana Santa, por obligación se tiene que visitar la Iglesia del Santo Cristo de la Expiración, "El Cachorro" y la capilla de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana. A la Basílica de Santa María de la Esperanza de Macarena. Aunque es injusto no mencionar a tanto templo de Sevilla que igualmente son tan importante uno como el otro para rendir fe y tributo a Dios Nuestro Señor. Naturalmente que visitar la Catedral y su torre del alminar, con el giraldillo y campanario. Se puede uno subir hasta el campanario de la torre y ver vistas de la magnífica ciudad de Sevilla. Ver tanto naranjos en flor por las calles que adornan a la ciudad y la aromatizan. El río Guadalquivír y barrios y tablaos y tanto que ofrece esa increíble ciudad de El Andalúz.
"Señoras y señores, a esta hora ocho y tres, Sevilla mira al cielo y lo hace por el respeto terrible que causa éste momento, yo diría entre mágico y definitivo, el hombre en cuerpo o la carne se está marchando. Vamos a ver, es que estamos en el último instante. Aquí es cuando va a cobrar sentido todo. Es que El Evangelio entero de que se trataba. A terminado la pasión, y el hijo tiene que obedecer al padre, bueno pues, la carne va a dejar la carne y en un instante estará a la derecha del padre. Todo se habrá cumplido. Por eso, El Cachorro es la última página del Evangelio de Sevilla".
















"A mandado el capatás Ismael Vargas, que se pare, que se detenga éste prodigio del arte católico. Éste prodigio del barroco, el Santísimo Cristo de la Expiración del Cachorro. Estamos todos con el alma encogida, viendo ésta escena apoteósica el la plaza de La Campana de Sevilla, suenan cornetas que van al cielo."









Entrada del paso de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana a su Capilla de los Marineros.